¿Cómo es la oración al ángel de la guarda?

 
Cómo es la oración al ángel de la guarda - Rosario de Luz

¿Cómo es la oración al ángel de nuestra guarda?

Existen varias oraciones al ángel de la guarda:


Ángel de Dios, bajo cuya custodia,

me puso el Señor con amorosa piedad,

a mí que soy vuestro encomendado,

alumbradme hoy, guardadme, regidme y gobernadme.


Amén.



 ¿Se puede rezar al ángel de la guarda de otra persona?

Sí, puede rezarse al propio ángel y al ángel de otra persona. A menudo, la gente pide la intercesión de los ángeles guardianes de los niños. En su Diario del alma, el Papa San Juan XXIII nos cuenta que cuando tenía alguna reunión, solía enviar a su ángel antes para que conversara con el ángel de la persona con quien iba a reunirse. Y lo hacía especialmente si se trataba de una reunión importante o si preveía que iba a ser difícil. Muchos otros santos hicieron lo mismo; o bien, como San Josemaría Escrivá, saludaban al ángel de la persona a la que se debía dirigir, además de a la propia persona.

¿Cómo puedo comunicarme con mi ángel de la guarda?

Se puede rezar al ángel de la guarda, así como se puede rezar a cualquier santo. Es importante notar que este no es un acto de adoración, sino de honor debido a los ministros de Dios enviados para servir a nuestra salvación (Heb 1,14).


La Escritura, de hecho, muestra que la oración a Dios da frutos por la mediación y ayuda de los ángeles; sea en la oración de Abraham por Sodoma –que al final sucumbe por la obstinación de los hombres en el pecado- o el pedido de sanación de Tobías, que resultó en el envío de San Rafael para ayudar a él y su familia. La mediación de San Rafael para hacer cumplir la voluntad divina se muestra de manera directa, inmediata y personal. También se muestra el papel de intercesor de San Rafael cuando él mismo se revela:


“Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están siempre presentes y tienen entrada a la Gloria del Señor” (Tobías 12,15).


Esta función intercesora se muestra claramente en el Nuevo Testamento, en el Apocalipsis (Ap 8,3-4).


Otro Ángel vino y se puso junto al altar con un badil de oro. Se le dieron muchos perfumes para que, con las oraciones de todos los santos, los ofreciera sobre el altar de oro colocado delante del trono. Y por mano del Ángel subió delante de Dios la humareda de los perfumes con las oraciones de los santos.


Siguiendo la Escritura y la Tradición, los papas y los santos han alentado a los cristianos a buscar la ayuda de sus ángeles a través de la oración. Como expresó San Bernardo de Claraval: “Debemos mostrar afecto por los ángeles porque un día seremos coherederos con ellos, así como aquí abajo son nuestros guardianes y garantes nombrados y dispuestos para nosotros por el Padre”.

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